Toluca, México a 01 de Octubre de 2023.
•El 14 de diciembre de 1990 la Asamblea General de las Naciones Unidas a través de la resolución 45/106 designó el 1 de octubre Día Internacional de las Personas Adultas Mayores.
De acuerdo a proyecciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO) se estima que para el año 2050 en México existan 32 millones de personas mayores de 60 años.
Este día busca reconocer la contribución de las personas adultas mayores al desarrollo humano y económico, así como resaltar las oportunidades y los retos asociados al envejecimiento demográfico mundial. (ONU, 2020).
De acuerdo a proyecciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO) se estima que para el año 2050 en México existan 32 millones de personas mayores de 60 años, lo que implica el doble de personas mayores que habitan actualmente. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en México existen 15 millones de personas mayores de 60 años, grupo etario que representa el 12% del total de la población, cifra que da cuenta del proceso de envejecimiento demográfico que acaece en el territorio nacional.
El envejecimiento es un proceso absolutamente natural e irremediable por el que atraviesa toda persona con el paso del tiempo.
Frecuentemente se cree que los padecimientos de la tercera edad son originados por la vejez en sí misma, pero hay que considerar que el envejecimiento del organismo no es uniforme, sino que algunos órganos envejecen más rápido que otros.
Las dificultades cotidianas ante las que se enfrentan los adultos mayores son el deterioro físico derivado del proceso natural del envejecimiento, asociado a la presencia de una o más enfermedades y al estilo de vida del individuo, que puede provocar que no consigan realizar por sí mismos las actividades más elementales del día a día.
Algunas de las actividades cotidianas que el adulto mayor encuentra dificultad para realizar son subir y bajar escaleras, su aseo personal, vestirse, salir de la casa, apego a un El envejecimiento es un proceso natural e irremediable por el que atravesamos todas las personas con el paso del tiempo.
Frecuentemente se cree que los padecimientos de la tercera edad son originados por la vejez en sí misma, pero hay que considerar que el envejecimiento del organismo no es uniforme, sino que algunos órganos envejecen más rápido que otros.
Las dificultades cotidianas ante las que se enfrentan los adultos mayores son el deterioro físico derivado del proceso natural del envejecimiento, asociado a la presencia de una o más enfermedades y al estilo de vida del individuo, que puede provocar que no consigan realizar por sí mismos las actividades más elementales del día a día.
El cuidado en el hogar de un adulto mayor o una persona con dependencia ha ido en crecimiento en las últimas décadas, por lo que se sitúa como el principal escenario en el cual se realiza la atención de este sector, considerando a la familia como el elemento fundamental para llevarlo a cabo, se estima que quien lo proporciona en su gran mayoría son mujeres.
tratamiento terapéutico, usar el teléfono, cocinar, limpiar la casa, moverse dentro de su domicilio, lavar la ropa y comer.
La atención de una persona envejecida involucra un gran esfuerzo físico, emocional y económico. Para muchas personas que cuidan, ya sea por decisión o imposición, el dedicar tiempo de cuidado representa un cambio en la forma de vida, en la distribución del tiempo, en las actividades cotidianas e, inclusive, en la relación que establecen con los otros y con ellos mismos.
En general el adulto mayor puede necesitar ayuda para acostarse o levantarse de la cama, para el aseo y limpieza personal, incluso a algunos hay que darles de comer y apoyarles con la toma de medicamentos y el monitoreo de su salud.
Para que la comunicación con la persona de la tercera edad se vea facilitada habrá que tomar en cuenta: ayudarle a que hable por teléfono con otros familiares y amigos, procurar utilizar frases breves y concretas; el contacto físico es determinante, de ser posible podemos poner las manos entre las del adulto mayor cuando le hablemos, o bien, abrazarlo o tocarle el hombro.
El cuidador debe procurar hablar al adulto mayor con voz suave y de frente, tratando de ser lo más expresivo posible y utilizar la mímica si es necesario, llamarle por su nombre, despacio, y ser paciente con él, expresar claramente lo que debe hacer, sin dejar lugar a incertidumbre, las preguntas deben ser sencillas y sin regañar, no dejar que éste duerma todo el día si no lo ameritan las atenciones médicas.
Si se da el caso de ponerle calzones y pañales desechables, se debe proteger la piel con vaselina y talco, reducir el número de prendas de vestir, buscar ropa que sea lavable y que no requiera planchado.
Al comer, revisar la temperatura de los alimentos; en caso de asistir a restaurantes, escoger aquellos de servicio rápido, donde haya tranquilidad y gran variedad de alimentos, explicarle al mesero la enfermedad de su familiar si se cree pertinente. Si el adulto mayor ya no come debe apoyársele en la alimentación con biberón o por sonda; esto queda a decisión de la familia y, desde luego, con asesoría profesional.
Para lograr que los cuidados sean adecuados y adaptados a cada persona, es importante contar con información básica que permita conocer los padecimientos y sus posibles complicaciones para prevenirlas. También lo es que el cuidador cuente con información sobre su autocuidado, para no enfermar y para no manifestar sobrecarga.